Si “estaba escrito” (Maktub) que Marta, voluntaria de la Fundación Aladina, y yo teníamos que conocernos el pasado lunes en la Escuela Libre Micael, también estaba escrito que hoy no era nuestro día para reencontrarnos…
Un error por mi parte a la hora de anotar en mi agenda la hora de la visita a los alumnos de 5º y 6º de primaria del CEIP Antonio Hernández y una avería en su coche, han confluido en que hoy las cosas no salieran “como estaban previstas…”
Pero como tiene escrito Marta en su perfil de wasap “la vida es ACTITUD” y la nuestra ha sido la de no lamentarnos, no quejarnos, sonreír y “tirar palante”.
Así pues, si comenzar más tarde de lo previsto parecía un inconveniente, le hemos dado la vuelta en un abrir y cerrar de ojos al poder presenciar la entrega por parte de tres miembros de la Policía a los alumnos de 6º de unos carnets de “responsabilidad frente al uso de las redes sociales y el acoso” . El policía de mayor rango les ha dado la enhorabuena por haber superado el curso además de un pequeño discurso de esos que se espera que “algo les cale”. Respeto y tolerancia han sido las dos palabras con las que se ha despedido.
Dos palabras clave en la vida y muy especialmente en estas fechas tan señaladas donde, en muchas ocasiones, la familia se reúne porque “toca” y acaban saltando chispas. A menos que nuestras circunstancias personales nos lleven a tomar la sabia decisión de tomar distancia por un tiempo, eludiendo ciertos compromisos familiares para evitar así exponernos a situaciones cuyo coste emocional no estamos dispuestos a asumir…lo mejor, si decidimos acudir a esa cena o esa comida familiar, es vestirnos con nuestra mejor sonrisa, complementar nuestro atuendo con grandes dosis de respeto y perfumarnos bien de tolerancia.
Al ratito han llegado las dos clases de 5º…os aseguro que captar la atención de un centenar de alumnos de entre 9 y 11 años en la última semana de clase antes de Navidad, totalmente pasados de rosca, es uno de los mayores retos a los que te puedes llegar a enfrentar en un “día cualquiera”. Y precisamente de “un día cualquiera” les quería hablar…pero de un “día cualquiera” en la vida de un niño de la unidad de oncología. Para ello era necesario crear el clima adecuado…
Practico yoga y meditación con regularidad y doy fe de que tanto la respiración como tomar conciencia de nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestros pensamientos no son “tonterías” que caen en saco roto. De modo que hemos realizado tres respiraciones profundas para ir soltando, en cada una de ellas, un poquito de tensión.
He comenzado como es habitual por contarles la historia de CEN con C que, como siempre, les ha enganchado. Especialmente cuando les narro las aventuras y desventuras de mi primogénito Marcos que dieron pie a la publicación de un cuento sobre él. Este cuento me llevó a clase de mi hijo para contarles mi experiencia como “escritora amateur” donde pude escuchar cuentos que ellos también habían escrito…y así, una cosa nos llevó a otra y acabamos publicando el primer libro solidario. A día de hoy, tras una década publicando libros, son ya 258 libros los que han visto la luz para dar luz a su vez a otras realidades diferentes a las de sus escritores…Como la realidad, como ya adelantábamos, de “un día cualquiera” en la vida de un niño en la unidad de oncología.
Como era de esperar, fruto de la experiencia en otras visitas de sensibilización, cuando les cuentas a los chicos y chicas que gracias la Fundación Aladina en muchos hospitales hay salas “especiales” donde los niños y niñas con cáncer pueden ir allí a evadirse durante un rato de “su realidad” jugando a la Play….la reacción no se hace esperar ni una décima de segundo:
-¡Jo! ¡Qué morro! No van al cole y juegan a la play… ¡yo también quiero!
Su reacción es lógica si sentimos y pensamos como niños…pero para eso están estas visitas…para sensibilizarles a ellos y recordar también nosotros, que “la realidad” que vivimos de la que solemos quejarnos a diario, es envidiable a los ojos de otras personas…
-Vale, le digo. De acuerdo, imagínate que estás en ese hospital con acceso a esa sala tan maravillosa…pero a cambio no puedes ver a tus amigos, se te caerá el pelo, habrá días que te sentirás tan cansado que no tendrás ni fuerzas para coger el mando de la play, es posible además que incluso pierdas tu año escolar…¿todavía sigues pensando que te cambiarías por ese niño…?
En ese momento no se oye ni una mosca. Todos se quedan en silencio….Claro, no lo habían visto de esa manera…
-Pero ¿sabéis lo mejor? Pues que con vuestros cuentos vais a poder contribuir a que la vida de estos niños y niñas en el hospital sea más llevadera…Ayudar a los demás es ayudarse a uno mismo. Os animo a que estas Navidades cada uno de vosotros os hagáis un regalo a vosotros mismos ayudando a alguien. Y no hablo de dar dinero…hay muchas maneras de ayuda. Alegrar la vida a otro ya es ayudarle a sentirse feliz: decirle a un amigo lo mucho que te importa, abrazar a alguien “porque sí”, recoger la mesa con una sonrisa, escribirle una nota bonita a alguien que te importa, ofrecerte como voluntario en alguna campaña solidaria o sencillamente en clase a la hora de recoger…
Se relajan los rostros, sonríen, comentan, hablan…en el fondo son solo niños que, como todos nosotros, quieren sentirse bien sabiendo que son importantes en las vidas de los que también son importantes para ellos…niños que, como decía el policía de mayor rango antes de despedirse, buscan lo que todos buscamos: SER FELICES.