Hola soy María, tengo 7 años y os voy a contar mi historia. Nací con un corazón diferente. Estaba un poco dañado y nada más nacer me llevaron en un helicóptero ambulancia a un hospital de Madrid para que allí me lo pudieran arreglar. Mi papá fue en coche con mi abuela. Mi mamá, sin embargo, no pudo llegar hasta dos días después, cuando le dieron el alta en el hospital donde dio a luz. Los médicos y las enfermeras me cuidaron mucho y después de tres semanas, tras la operación, volví a mi casa.

Hace un mes, mi corazón comenzó de nuevo a estropearse, empecé a ponerme azul y a cansarme más de lo normal. Tuve que volver a aquel hospital para que me realizasen una nueva operación. En esta ocasión, unas personas muy amables vinieron a vernos a la habitación, jugaron conmigo a unas actividades  muy divertidas y me enseñaron cuenta-cuentos y canciones.

Tenían un nombre muy bonito “Menudos Corazones” y siempre llevaban una camiseta con un corazón superchulo.  ¡Yo también tengo una! ¡No os podéis imaginar lo aburrida que es la vida en el hospital Estaba deseando que volviesen. A mis padres, sin pedirles nada a cambio, les dejaron una habitación en una casa muy acogedora para que fuesen a dormir y se pudiesen duchar y hacer la comida. También, cuando estaban tristes y cansados,  les acompañaban y hablaban con ellos. Después  se sentían mucho más animados. En esa casa, mi mamá, que se quedó sola mientras mi papá volvía a casa para trabajar, se hizo amiga de las otras mamás que estaban alojadas en la casa e iban y venían del hospital todas juntas.

 Gracias a Menudos Corazones, mi vida y la de mi familia fue mucho más fácil.

Pero la labor de Menudos Corazones es posible gracias a gestos de generosidad y apoyo como los vuestros, a esos “menudos escritores”  del  Colegio Infanta Elena y San José Obrero que han puesto  su corazón en este proyecto y a la Asociación CEN con C que hace posible un proyecto tan bonito.

 ¡GRACIAS DE TODO CORAZÓN!