Un Pequeño Deseo para el Pinar Prados

Así vamos, de año en año, de curso en curso ¡¡y que dure, que dure!!

Abrazar a Emilia, la jefa de Estudios del CEIP Pinar Prados, saludar a Begoña la directora del centro y reencontrarme con Cristina Cuadrado, Directora de la Fundación Pequeño Deseo todo en la misma mañana…no ocurre todos los días.

La mañana de ayer, como la de hoy, era fría…gélida pero conseguimos entrar en calor en la biblioteca del centro arropados por los 30 alumnos de 5º de Primaria.

Les contamos un cuento, cómo no, el Cuento de los Cuentos Escritos por Niños. Ellos ya sabían que este año iban a ser escritores puesto que es el cuarto curso escolar consecutivo que el CEIP Pinar Prados participa con sus alumnos de 5º. Y lo esperan con ganas, con ilusión. Algunos alumnos de 4º ya están pensando sobre el cuento que escribirán el próximo curso cuando lleguen a 5º y eso...ILUSIONA.

ILUSIÓN y GRATITUD es también lo que Cristina les transmitió a los futuros alumnos escritores. Pero hubo más. Aprovechamos para charlar un poquito de todo. De lo bonito que es regalar… ¡incluso más que recibir un regalo! Aunque, para ser sinceros, el argumento no les convenció demasiado. Ellos seguían pensando que era mejor recibir que dar…bueno, ¡y qué niño opina lo contrario! Es lo mejor de la infancia, la inocencia y sinceridad con que uno se expresa. PERO sí coincidieron con nosotras en que sólo las cosas que cuestan esfuerzo son las que realmente valoramos.

Cristina les regaló un libro precioso de cuentos entre los que figuraba el cuento de Juan, uno de los alumnos pioneros de CEN con C, y vecino del municipio. Les regaló también una varita a cada clase. En ese momento les pregunté a los chicos “varita en mano” si tendrían el mismo valor los 40 libros que este año vamos a publicar entre todos si aparecieran por arte de magia sobre la mesa que otros 40 libros escritos y publicados con el trabajo y el esfuerzo de todos. Ahí no hubo lugar a dudas, estuvieron de acuerdo en que “no era lo mismo”.

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De igual forma asentían con la cabeza cuando les preguntábamos si un 5 en mates podía tener más valor a los ojos de un alumno que se había esforzado mucho, al que “le costaban las mates”, que un 10 para otro alumno que fuera “un crack” en dicha asignatura.

Y ¡para crack la viejecita que llegaba a la sinagoga y depositaba en el cepillo de entrada una monedita que apenas hacía ruido, frente al hombre rico que descargaba su saco de monedas para que todo el mundo viera lo generoso que era!

Fue, como veis, una jornada de reflexión. De hacerles ver que el cuento que escriban hoy, con el tiempo lo podrán leer sus hijos pues, como decía Begoña, ¡ya están llegando al colegio segundas generaciones! Tener la oportunidad, como les dijo Emilia, de que te publiquen un cuento en un libro de verdad junto con los nombres y apellidos de todos tus compañeros es un TESORO de un valor incalculable. “Pero los libros no pueden durar tanto…” se oyó decir a uno de los alumnos. Tanto no, tantíiisimo. Y les contamos como a veces los libros nos llaman porque quizás, como dijo Antonio Muñoz Molina una vez:

“Qué manera tan rara tienen a veces los libros de llegar a nosotros. Parece que nos esperan sin prisa, como concediéndonos el tiempo que nosotros mismos no sabemos que necesitamos.”

Cristina les agradeció una vez más su colaboración con la Fundación Pequeño Deseo y cómo no, se comprometió a informarles llegado el momento, del deseo del niño o la niña que habían conseguido cumplir gracias a sus cuentos.

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