SOMOS DE COLORES: HOY HABLAMOS DE “LOS AMARILLOS”

Hoy hablaré de esas personas especiales que la vida pone en tu camino sin haberlas buscado o, quién sabe, si todos y cada uno de los pasos dados anteriormente en tu vida iban encaminados a su encuentro…

Para ello, como estamos en la semana del libro, os hablaré de uno de mis escritores favoritos: Albert Espinosa. Creo que no me falta ningún libro suyo por leer. El mundo amarillo es uno de mis preferidos y, entre otras muchas cosas interesantes, habla de las personas amarillas.

Albert los define así:

“Amarillo: Persona especial en nuestra vida que no necesita tiempo ni mantenimiento, a la que acariciamos y abrazamos. Marca nuestra vida y hay 23 a lo largo de ella. Las conversaciones con ellos hacen que mejoremos como personas y descubramos nuestras carencias. Son el nuevo eslabón de la amistad”.

Ya lo dice el cuento escrito por Federación Autismo Madrid para concienciar a los niños y niñas sobre el autismo: SOMOS DE COLORES. Y si en la visita de sensibilización en su día hablamos mucho sobre el color azul, hoy toca ahondar un poquito más en el amarillo

¿Nunca habéis sentido una conexión especial con alguien a quien acabáis de conocer? Algo así como si ya os hubierais conocido en otra vida. Albert dice que cada uno de nosotros tenemos destinados 23 amarillos a lo largo de nuestra vida pero yo creo que cada uno tiene su propio número.

Cuando Lucía, profesora de primaria del CEIP Legazpi me llamó el año pasado por teléfono, supe de inmediato que ella era una de “mis amarillos”.

Los Amarillos son gente buena por definición, con sus defectos, pero sin malicia ni falsedad. Son personas que sólo necesitan un gesto, una mirada o una sola palabra para conseguir que cambie tu día, tu perspectiva o que tu vida dé un giro. Nos hacen aprender, abrirnos al mundo y conocer mejor nuestras carencias. Las personas amarillas tienen ese don. No hace falta más. Una conversación con un amarillo deja poso y los reencuentros con ellos suceden como si no hubiera pasado el tiempo desde la última vez.

Quizás esté surgiendo en estos momentos en vuestra cabeza una pregunta: ¿Cómo encuentro yo un amarillo? Pues bien, lo primero que debemos saber es que las personas amarillas se encuentran, no se buscan. Si camináis por la calle buscando una persona amarilla probablemente nunca la encontraréis. Aparecen en cualquier sitio, el más inesperado y en el momento menos pensado. Pero cuando te encuentras con una, lo sabes al momento. Sólo hay que dejarse encontrar.

Pues bien, debido en gran parte al empeño de Lucía, persona amarilla donde las haya, hoy he vuelto por segundo año consecutivo al CEIP Legazpi en Arroyomolinos. La otra gran parte la han puesto los profes de 4º a 6º de primaria y sus alumn@s y familias al querer secundar la propuesta de Lucía un año más con la ilusión de colaborar con Federación Autismo Madrid, que no es poco.

Me llevo muchas cosas hoy a casa, el abrazo terapéutico de Lucía, las “causalidades” de Santi que está conectado con otros profes de otros colegios que también participan en CEN con C, el llanto de emoción de alumnas como Nora y Lucía al recibir su ejemplar de regalo que me ha llegado y llenado el alma, y tantos y tantos gracias envueltos en sonrisas que he salido del colegio más ancha que larga (y en mí eso ya es un decir).

Aquí os dejo las fotos de familia y las portadas.

Mañana nos vamos al CEIP Amadeo Vives donde han escrito seis clases en colaboración con Ayuda en Acción.

Y recordad: no busquéis, sólo hay que dejarse encontrar 🙂

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