A falta de algo más de una semana del primer aniversario de la muerte de mi padre, esta mañana en el aula de 6º del CEIP San José Obrero (antiguo colegio de mis hijos) y de la mano de mi sobrino-ahijado-tocayo Jesús; he escogido nuevamente transformar el dolor por su ausencia en algo hermoso…
El dolor está fuera de nuestro control, no se elige, no es opcional pero afortunadamente personas como Víctor Frankl nos recuerdan que:
-Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias— para decidir su propio camino.
Si no está en mis manos cambiar la situación de que mi padre ya no está y esto me produce dolor, sí puedo escoger la actitud con la que afrontar ese sufrimiento.
Cada nuevo día al levantarme mi mente me recuerda que mi padre murió. Pero como cualquiera de vosotros, yo también tengo el control sobre mis pensamientos, y por eso le respondo diciéndole: “lo sé, pero ahora mi padre VIVE en mí”. El primer pensamiento me lleva a pensar en la pérdida y me conduce al sufrimiento. El segundo, en cambio, me despierta el agradecimiento de que soy quien soy, en gran medida, gracias a él. Él, junto con mi madre, me dio raíces y alas. Y por eso mientras yo viva, mientras siga vivo su recuerdo, él seguirá viviendo en mí y a través de mí.
Pues bien, ese “algo hermoso” en que se ha transformado esta mañana el dolor por su ausencia, ha llegado en forma de dedicatoria en la primera página del libro solidario SUEÑOS CON CORAZÓN escrito por mi ahijado Jesús y sus compañeros:
Jesús ha sido el encargado de leer estas palabras y las siguientes, trabándose en alguna que otra fruto de la lógica emoción sentida en esos momentos:
¡Gracias campeón, lo has hecho fantásticamente bien! Y gracias por tu dedicatoria improvisada en mi ejemplar, tan espontánea como esos abrazos que tanto me llenan 🙂
Estoy segura de que mi padre hoy estaba allí, sus “señales” me siguen llegando para recordarme que su energía sigue intacta. Esa energía no es más que lo único que trasciende cuando nos vamos de este mundo a otra dimensión: el Amor con mayúsculas. Y no, no lo digo como como religiosa cristiana, ni musulmana ni budista. Lo digo como “creyente” en la bondad del ser humano y en que nuestra auténtica riqueza es el bien que hacemos al mundo.
Por eso volvía a repetirles lo mismo a los alumnos de 5º de primaria del CEIP Infanta Elena que también han escrito cuentos para colaborar, un año más como el CEIP San José Obrero, con la Fundación Menudos Corazones. Les insisto sin cansarme sobre el verdadero VALOR del libro que les regalo: el bien que hacen a personas que no conocen con el sencillo acto de escribir un cuento. Esa satisfacción, y no la del “ego”, es la que realmente les llena, les llega y les toca el corazón.
La próxima semana cerramos filas con los dos últimos colegios. Nos vendrá genial una escapadita a la sierra madrileña para presentar los libros del CEIP Ángel León y CEIP Virgen de la Peña Sacra colaborando ambos con la Asociación Pablo Ugarte.
Os deseo un buen fin de semana y… la mejor elección de pensamientos:
Los muertos que tanto hemos amado, no se van nunca. Tal como dices, viven dentro de nosotros, Son nuestros “VIVOS”. Al menos yo así siento a los cinco que me faltan.
Un abrazo fuerte.
Gracias Pedro, sí, es paradójico sentir vivos a determinados muertos y muertos a determinados vivos…la vida…nada más y nada menos…
Cuidate mucho y gracias por seguir ahí.