CÓMO HACER PEDACITOS EL MIEDO A GOLPE DE CORAZÓN

Su nombre es Ana y tiene un corazón “diferente”. Diferente por varios motivos.

El primero de ellos es porque tiene una cardiopatía congénita. Esta palabra, congénita, siempre suscita asombro entre los niños y niñas que se la escuchan decir a María, presidenta de la Fundación Menudos Corazones, en las visitas de sensibilización a los colegios. Congénita quiere decir que naces con ella.

El segundo motivo por el que el corazón de Ana es diferente es porque, a día de hoy, sigue debatiéndose entre su alto grado de generosidad y su no tal alta autoestima.

Hace cosa de un mes, tras escuchar a mi querida amiga Ana relatar uno de sus últimos episodios de pesadilla en los que, sin poder remedirlo, acallaba sus miedos e inseguridades a base de atracones de donuts y palmeras de chocolate provocándose así arritmias y poniendo su salud en peligro…mis ganas de tenderle una mano se vieron recompensadas con una idea que hizo palpitar mi corazón de pura emoción…

Ana, como tantas otras personas que saben que deberían cuidarse más pero no encuentran nunca el momento ni la motivación, posponía su decisión un día tras otro. La palabra “dieta” ya la conocía y la verdad, no le entusiasmaba demasiado.

Fue volviendo a casa desde Sevilla, en la última escapada con mis cuatro chicos en el puente de Todos los Santos, cuando me llegó “la inspiración”. Escribí a Ana y le dije:

-Ana, esta vez no te vas a poner a dieta para cuidarte. Te propongo algo tan diferente como tu corazón. Te propongo que firmes conmigo un “compromiso de amistad”. En él las dos nos vamos a comprometer durante 21 días a no consumir azúcar en cualquiera de sus formas y a auto controlar la ingesta de cualquier alimento para evitar comer de forma compulsiva.”

La respuesta de Ana no se hizo esperar tan agradecida como sorprendida:

-“¿De verdad harías eso por mí…?”

Los que me conocen saben lo golosa que soy, que me pirra el dulce a más no poder pero también saben que lo consumo de manera controlada. Mi filosofía de vida en cuanto a alimentación y ejercicio se refiere, es la del 80-20. El 80% de mis hábitos van encaminados hacia una alimentación saludable y a una actividad física que me permita sentirme bien conmigo misma. El otro 20% queda relegado a esos momentos dulces y periodos de descansos igualmente importantes y necesarios para alcanzar el equilibrio físico y mental.

Hace mucho tiempo cambié el “perder” por el “ganar”. Si lo consigues, los resultados llegan sin buscarlos. No se trata de “perder” peso, se trata de “ganar” fuerza. No se trata de “perder” cintura. Se trata de “ganar” autoestima”. Y así, suma y sigue…

Y claro… mi respuesta tampoco se hizo esperar.

-“Pues claro, si no lo hacemos juntas no es lo mismo.”

Esto es como cuando vas a clase de yoga o al gimnasio…no es lo mismo que el monitor vaya diciendo lo que hay que hacer sentado cómodamente en una silla, a que se ponga contigo a realizar todos y cada uno de los ejercicios…predicar con el ejemplo y sentirse acompañado es fundamental.

Durante 21 días las dos cumplimos a rajatabla nuestro compromiso de amistad.

Si bien es cierto que para mi amiga Ana fue un reto inmenso el cortar por lo sano y dejar de consumir de un día para otro los dulces, cocacolas y comida basura en las que ahogaba sus inseguridades; no menos cierto es que para mí también fue todo un sacrificio prescindir de la miel de por las mañanas o del chocolate negro de después de comer…y…ni qué decir de los pestiños y  las rosquillas que mi madre había hecho durante el puente…PERO ESTÁBAMOS MUY MOTIVADAS…ELLA POR MÍ Y YO POR ELLA. Y MERECÍA LA PENA INTENTARLO.

Por cada día que conseguíamos cumplir con nuestro reto, dibujábamos un corazón en una de las 21 casillas. Este es el resultado:

Los primeros días, como todos los comienzos, fueron los más duros. Ana tuvo dolor de cabeza y ansiedad pero en unos pocos días “cuidándose” las arritmias fueron remitiendo hasta desaparecer por completo. En 21 días, que es el tiempo en que una persona tarda en adquirir un nuevo hábito en su vida, Ana perdió 8 kilos de peso ganando otros 8 kg de autoestima.

Al finalizar nuestro compromiso Ana estaba tan motivada que, no solo me comunicó su deseo de continuar sin azúcar hasta el día de su cumpleaños en el mes de agosto si no que, me dijo que iba a iniciar un nuevo compromiso. Esta vez con ella misma. Se trataba de comenzar a caminar durante 21 días media hora diaria.

Ayer domingo Ana cumplió su primera semana caminando todos y cada uno de los días sus 30 minutos diarios. Se ha puesto un horario fijo para que le resulte más cómodo y si no le cuadra, busca el momento. El sábado por la noche me reí mucho con ella. Tuvo una boda y no pudo salir a caminar durante el día, así que al llegar a casa cerca de las doce de la noche, cambió los tacones por las deportivas y cumplió con su media horita. La semana próxima aumenta el tiempo a 35 minutos y la siguiente a 40 minutos con la meta de llegar a poder caminar 1 hora todos los días.

Para querer a los demás primero tenemos que querernos a nosotros mismos. Y nos demostramos que nos queremos cuando nos cuidamos. Cuando movemos las piernas, movemos el corazón; cuando cuidamos lo que comemos, cuidamos nuestro corazón.

Esta mañana María decía así a los alumnos de 2º y 6º de primaria del CEIP San José Obrero al hablarles sobre la estupenda guía que la Fundación Menudos Corazones regala a los niños y niñas hospitalizados por tener un corazón diferente:

-Esta guía, que está hecha por diez niños que saben lo que es tener un corazón diferente, habla de los amigos y los enemigos que conviven con los niños en los hospitales. Los amigos se engloban todos en una palabra: AMOR. El amor de los padres, de los compañeros de habitación, de las enfermeras, de los médicos… Y los enemigos se engloban también en otra palabra: MIEDO. Miedo a ser diferente, a las agujas, a las cicatrices, a que tu vida cambie…

PERO el MIEDO se puede hacer pedacitos y convertirse en “mieditos” pequeños con los que sí podemos enfrentarnos. Como Ana, que cogió su gran MIEDO a no poder vivir sin atracones de azúcar y lo partió en 21 pedacitos que se fue comiendo uno a uno hasta acabar con ellos… Ahora ha hecho pedacitos el MIEDO a no poder caminar a diario…ya ha conseguido pisotear a  7 esta semana y no dudo ni por un instante de que, cuando acabe con los 14 que le quedan, irá a por otros 21 hasta lograr hacerlos desaparecer A TODOS…¡Menuda es mi amiga Ana! 🙂

¿Y tú? ¿Tienes algún MIEDO al que hacer pedacitos…?

Mañana iremos a la Escuela Libre Micael donde alumnos de 6º de primaria colaboan con la Fundación Aladina.

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