¡DUMBO, NO NECESITAS LA PLUMA PARA VOLAR!

¡Dumbo, no necesitas la pluma para volar!

Todos los que hemos tenido hijos pequeños guardamos en nuestro recuerdo “la película”…esa que nuestro primogénito no se cansaba nunca de ver, la que tenía los “tracks” del DVD a punto de desaparecer y la que casi, casi, te aprendiste de memoria…

En mi caso, “la película” fue Dumbo y la frase grabada a fuego para no olvidar ésta:

¡Dumbo, no necesitas la pluma para volar!

¡Qué importante tener una pluma a la que agarrarte cuando crees y sientes que todavía no estás listo para volar por ti mismo

y qué importante, también, descubrir más tarde que nunca la necesitaste!

Creencias limitantes, un gran y apasionante reto que la vida nos pone por delante en forma de problemas u “oportunidades de aprendizaje” que hay que saber aprovechar en pos de nuestro propio crecimiento personal.

Todo esto me lleva al motivo de la entrada del blog de hoy que va “de plumas” y de creencias que nos limitan. ¿Que cómo he llegado hasta él? Pues de la mano de Bird Life y de las dos clases de 2º de primaria del CEIP Ágora.

Mª Ángeles, profe veterana en CEN con C, me contó que los niños habían elegido “el medio ambiente” como causa solidaria para sus cuentos solidarios y Eva, su compañera, me decía esta mañana que ella se dejaba guiar por su veteranía sin problema, haciendo acopio las dos de un “buen rollo” que siempre es de agradecer.

Para conocer cosas sobre el medio ambiente hemos contado con la pasión que Laura, responsable de Bird Life, le ha puesto a todo lo que nos ha explicado.

Laura nos contaba lo importante que es saber, conocer y tener información sobre cómo funciona la madre naturaleza para poder argumentar y defender mejor sus necesidades frente a cualquier persona o entidad. Es decir, transformar con conocimiento falsas creencias que nos limitan. Un ejemplo: creer que no es importante tirar un papel al suelo porque solo es uno, limita nuestra contribución a la conservación del medio ambiente AUNQUE solo se trate de un papel.

También nos contaba lo importante que son las aves para mantener el equilibro de la Naturaleza y lo sabia y perfecta que es ésta al diseñar sus cuerpos. Por ejemplo, no es “casual” si no “causal” que las plumas de las águilas imperiales sean silenciosas para que sus presas no las escuchen llegar, mientras que las plumas de las aves carroñeras son sonoras porque su supervivencia no depende de la caza. Tampoco es casual si no causal que los huesos de las aves estén huecos por dentro para que sean ligeros y les facilite el vuelo o que el kiwi haya ido perdiendo su plumaje al no tener necesidad de volar pues le dejan vivir en paz. Lo que se usa, generación tras generación, va perdiendo importancia y acaba por desaparecer.

Esta última información me ha hecho conectar con un artículo que leí hace poco sobre cómo el uso de los navegadores o del Google Maps para movernos de un lugar a otro, iba en detrimento de nuestra capacidad de observación y de nuestro sentido de la orientación. Quién sabe si dentro de unos cientos de años (o quizás menos) los humanos tengan que salir a la calle dotados de un sistema tecnológico que les conduzca hasta la vuelta de la esquina para no perderse al ir a comprar el pan….

Para finalizar unas cuantas fotografías tomadas en el aula esta mañana que han hecho las delicias de los pequeños al poder ver de cerca plumas, picos y “egagrópilas” que son las bolas de deshechos que las aves regurgitan en las que tristemente, a veces, se pueden encontrar cristales puestos por cazadores furtivos a los que su vuelo les molesta y creen que su presencia no es importante.

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