¿QUIÉN DIJO MIEDO?

“¡Separad las mesas!” – dice Cristina, la profe de 2º de primaria  del CEIPSO Padre Garralda, a sus alumnos recién llegados a clase.

“¡Qué MIEDO! ¡Examen sorpresa!” – piensan mientras obedecen a la profe.

Y es que la frasecita se las trae… ¿Quién no recuerda esa sensación de “glup”, ganas de ir al baño y manos sudorosas tras ese simple enunciado…?

Y es entonces cuando aparece el MIEDO.

  • Miedo a hacerlo mal…
  • Miedo a no estar a la altura…
  • Miedo a la charla de tus padres cuando llegue la nota…
  • Miedo a que tus compañeros piensen que no vales…

Existe un proverbio español que dice que el miedo es libre. Pero una cosa es que lo sea y otra muy distinta que “nos haga libres”. Todo lo contrario. El miedo nos paraliza, nos angustia y nos deprime. Pero hay una parte buena: disponemos de la libertad de poder gestionarlo para que juegue a nuestro favor.

Y eso es precisamente lo que esta mañana Marta y Elisa de Asavi (Asociación Salud y Vida), que es la causa solidaria elegida por Cristina, han hecho con sus alumnos: jugar con el miedo.

Tras ponerles un video explicativo sobre las emociones, que me ha recordado mucho a la película de dibujos animados INSIDE OUT (Del revés) para todos los públicos y que recomiendo verla a modo de prescripción médica al que no la haya visto todavía, se han centrado en la emoción del miedo.

Les han pedido a los alumnos que dibujaran o escribieran alguno de sus miedos en un papel

* la oscuridad, aunque se escriba con “q” sigue dando miedo…

para, después, meterlos en un pequeño paquete decorado por ellos mismos.

Finalmente les han pedido que metieran a sus miedos en una caja pero… no todos estaban de acuerdo con la propuesta.

“Yo prefiero quedarme con mi miedo porque ya no me da miedo”

“Me lo voy a quedar por si alguna vez lo necesito”

“Es que el miedo algunas veces es bueno…”

¡Vamos! Que trabajándolo bien, uno puede llegar incluso hasta encariñarse con su propio miedo 🙂

Como decían Marta y Elisa, compartir el miedo con los demás lo hace menos fuerte. Desaparecer no desaparece, para qué engañarnos, pero lo tenemos controladito y, así, podemos seguir haciendo cosas sin que esté tan presente porque ha perdido fuerza.

Una cosa está clara, mientras sintamos apego por la vida, el miedo no desaparecerá nunca porque forma parte de ella. Pero, como tantas otras emociones, no es malo. Las emociones no son buenas ni malas, lo que determina esa bondad o ausencia de la misma es lo que hacemos con ellas.

Desde ASAVI ayudan a las personas con enfermedades mentales graves y/o crónicas y a sus familiares a conocer sus emociones para controlarlas y gestionarlas de la mejor forma posible. Para que, en definitiva, jueguen a su favor y no en su contra.

¿Y tú?

¿Tienes el coraje suficiente para dejarte acompañar por tus miedos y conseguir lo que es importante para ti?

¿Estás dispuesto a que tus emociones jueguen a tu favor…?

Y recuerda: la clave está en COMPARTIR.

Si compartes tus miedos los harás más pequeños y,

si compartes tu alegría conseguirás que quienes te rodean se sientan más felices.

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