Es lo bonito de este proyecto, que tiene de todo un poco.
Tenemos colegios veteranos que nos vienen acompañando desde el principio de nuestra andadura, como es el CEIP San José Obrero en Pozuelo de Alarcón.
Pero también tenemos colegios de nueva incorporación, como es el caso del CEIP La Rayuela en Villanueva del Pardillo.
Que los alumnos de 6º de primaria del CEIP San José Obrero escriban cuentos para colaborar con la Fundación Menudos Corazones es ya todo un clásico. Raquel, la tutora de sexto de este año no se encontraba en el centro pues había sido invitada (junto con dos alumnos del centro) a un Encuentro de Colegios Sostenibles. A Susana, su directora, le brillaban los ojos de orgullo y satisfacción contándonos que sólo dos colegios de primaria, en toda la Comunida de Madrid, habían sido seleccionados. Conocimos a Raquel en el CEIP Divino Maestro, en nuestros comienzos, cuando se aventuró a escribir cuentos con sus alumnos de 3º de primaria. Fue un regalo trabajar con ella y el resultado fue un estupendo libro titulado Seremos Grandes. Por eso no nos cabe la menor duda de que este año, con Raquel al frente, sus alumnos volverán a ser grandes…grandes escritores pues grandes personas ya han demostrado que lo son.
Llegamos al colegio tempranito. María, la Presidenta de la Fundación Menudos Corazones, les explicó con sumo detalle: qué era una cardiopatía congénita, la “mala costumbre” que tienen los niños de crecer dando lugar a varias intervenciones a lo largo de sus vidas para adaptar “los arreglos” al crecimiento, lo mal que llevan los niños el tema de las agujas contándoles técnicas para vencer el miedo y que la recaudación recibida iría destinada a la publicación de cómics con guiones realizados por niños con cardiopatías congénitas. Y durante todo ese tiempo, a pesar de ser viernes, estuvieron muy, muy atentos a sus explicaciones porque, como ya hemos comentado, son grandes personas. Ahora sólo falta que se pongan manos a la obra para convertirse en grandes escritores.
De allí pusimos rumbo al CEIP Infanta Elena que lleva colaborando con nosotros y con la misma fundación (Menudos Corazones) el mismo tiempo que el CEIP San José Obrero. Al llegar nos esperaba una sorpresa: los alumnos de 5º, que eran los que iban a recibir nuestra visita, estaban en el teatro. Tanto a María como a mí nos extrañó mucho la situación pues Luis, su director, es de los que lo lleva todo atado y bien atado. De modo que solo cabía una posibilidad: no había confirmado la visita con él. Y así fue. Pero, como dicen que no hay mal que por bien no venga, el incidente nos permitió reponer fuerzas con un pequeño tentempié mientras cuadrábamos agendas de nuevo para volver otro día la semana próxima.
Y ya por último pusimos rumbo hacia Villanueva del Pardillo. Por el camino María me contaba la estupenda relación que le une a Luis a través de un coro que le había cambiado la vida.
“No somos grandes cantantes pero nos lo pasamos muy bien. Esta misma noche, después de ensayar nos vamos de cena”.
Y así, entre anécdotas y anécdota verificando una vez más que son “las pequeñas casualidades de la vida” las que determinan nuestro camino en ella; llegamos al CEIP La Rayuela. Allí nos esperaba Néstor, su joven jefe de estudios, con una sonrisa de bienvenida. Hasta este colegio hemos llegado de la mano de Sergio. Padre de una niña con una cardiopatía congénita, que había visto los libros de otros años escritos por niños para colaborar con la Fundación Menudos Corazones. Y no se lo pensó dos veces ingeniándoselas para que fuéramos a visitar el colegio de sus hijas.Se nota que es un padre muy implicado y orgulloso de su colegio. Nos mostró los murales que unos padres voluntarios estaban realizando en las paredes del colegio, así como un magnífico mural pintado por los alumnos en el patio del colegio. Y nos hablaba también de la implicación de los profesores.
En este caso han sido Chus e Isabel las valientes profes que han decidido coger el toro por los cuernos con sus clases de 2º de primaria. Porque hay que admitir que el nuestro, a pesar de ser un proyecto “ilusionante” hay que echarle valor para querer añadir, al día a día de un docente, la responsabilidad de sacarlo adelante.
¡Bravo por todos ellos!
En la sala multifuncional (esa que sirve un poquito para todo: como teatro, como gimnasio cuando llueve, como aula de música) nos acomodamos estupendamente.
Había que ver sus caras cuando, como hago siempre al llegar a un colegio, les cuento El Cuento de los Cuetos Escritos por Niños. Ese que empieza con los deberes de lengua de mi hijo Marcos redactando su autobiografía. Autobiografía que dio pie a que le escribiera el cuento titulado Todo me pasa a mí, que daría paso al primer libro solidario escrito por él y sus compañeros. Y es que la autobiografía de Marcos con nueve años no tiene desperdicio. Es de las que superan la realidad. Tanto es así que los niños terminan por pensar que lo que les estoy contando es, en realidad, un cuento.
Luego María trató de explicarles qué era una cardiopatía congénita. Para simplificar la palabra les iba haciendo preguntas:
– A ver, vosotros ¿qué creéis que se hace con un corazón estropeado?
– “Pues cambiarlo por otro” – contesta uno de ellos con total naturalidad.
– ¿Y cómo creéis que se llama la enfermedad del corazón?
– “Corazonitiiiiis! – grita otro muy efusivo.
– Y… ¿a vosotros qué es lo que más os asusta de un hospital?
– “La adrenalina” – responde una de las niñas muy seria.
Como comentamos María y yo año tras año (este ya es nuestro quinto año coincidiendo en varios colegios contando siempre las mismas cosas) nunca dejamos de sorprendernos. Cada uno de los colegios tiene una reacción totalmente diferente. Y es lo que hace que este proyecto sea tan bonito.
Porque como decía en un principio: tiene