HOY ES UN REGALO, POR ESO SE LLAMA PRESENTE

Hoy os propongo una adivinanza:

¿Qué tienen en común Kunfú Panda, Mickey Mouse, Clash of Clans, un equipo de limpieza, un buen cocinero, el diario Marca y la leucemia infantil?

Si no eres capaz de encontrar la solución aquí la tienes: Eduardo.

Si quieres conocer sus similitudes te animo a seguir leyendo.

Eduardo es el padre de Mateo. A muchos os sonará el #médulaparaMateo.

Mateo nació hace siete años y al mes de vida le diagnosticaron leucemia.

Eduardo les ha explicado esta mañana a los alumnos de 5º del CEBIP Pinar Prados de Torrejón lo que era la leucemia haciendo el símil con el juego de Clash of Clans que, para el que no lo conozca, se trata de defender tu aldea de tus enemigos; y usando una metáfora con el colegio (como el cuerpo humano) y sus distintos departamentos (a modo de las distintas partes del cuerpo).

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¿Qué pasa cuando las personas encargadas de limpiar el colegio todos los días no detectan una célula mala escondida en el salón de actos? Pues que esa célula aprovecha el descuido y empieza a hacer fotocopias de sí misma hasta crear todo un equipazo. Desde Dirección del colegio mandan al equipo de limpieza habitual pero como no consiguen ni derribar la puerta, llaman a la policía y a los bomberos y… ni por esas. Entonces, para asegurarse una limpieza absoluta y total, deciden darle “quimio” al colegio entero no vaya a ser que haya alguna otra célula mala escondida en otro lugar sin ellos saberlo. Y la “quimio” llega en forma de Equipo A, policía y bomberos con la misión de no dejar nada. Ni las cosas que servían. Por eso el colegio durante un tiempo se queda sin recursos: sin libros, sillas, mesas, etc… Y sin las células malas también.

En ese momento hay que estar muy alerta. Si estuviéramos jugando al Clash of Clans sería el momento de volver a generar nuevas defensas antes de que el enemigo volviera al ataque.

Si seguimos con el símil del colegio es cuando desde Dirección deciden hacer un trasplante de médula. Como las células se generan en la cocina (médula) deciden cambiar de cocinero. ¡No escogen a cualquiera claro! Escogen al que mejor creen que va a ser capaz de cocinar células nuevas lo más compatibles con todos los lugares del colegio.

¿Y cuánto tarda el nuevo cocinero en llegar al colegio? Pues, según nos contaba Eduardo, no llega ni a un capítulo de Mickey Mousse.  Nos contaba recordar estar en la habitación del hospital con Mateo y no llegar a la canción de las Mickey-herramientas cuando a Mateo ya le habían hecho el trasplante de médula.

Como decía Eduardo, el trasplante es la parte “fácil”. Lo complicado es encontrar un donante compatible con la persona que la necesita.

Pero Mateo lo encontró. Cuando tenía un añito y gracias a un médico de “uno de los buenos”, Antonio Pérez Martínez, Mateo se curó. Pasaron dos años muy duros pero todo salió bien. Eduardo se sintió tan agradecido que decidió dejar su trabajo como periodista en el diario El Marca y marcarse un gol en propia puerta para seguir jugando en otra liga: la de la solidaridad. Se dio cuenta lo importante que era la investigación y decidió ayudar a recaudar dinero para dárselo a ese médico de “uno de los buenos” para acabar con “algunos malos”. Primero fue colaborador de la Fundación Unoentrecienmil que es cuando nos conocimos hace tres años cuando unos peques de 5 años del CEIP Pablo Sarasate decidieron escribir cuentos para colaborar con ella.

Hoy pertenece a la Fundación Criscontraelcáncer que fundó otra mujer agradecida a la vida por haberse curado del cáncer.

AGRADECIMIENTO es la palabra que llega a mi vida desde que mi padre me acompaña, como hace Vicky con su madre Laura, desde el cielo. Es ya una costumbre en mi familia hacer una pequeña pausa a la hora de comer para agradecer el simple hecho de estar sanos. Algo que no valoramos hasta que la enfermedad llega.

Eduardo ha querido ir un poquito más allá y ha compartido con los chicos y chicas la mayor lección que ha aprendido de todo lo vivido con su peque Mateo. Y no, no es algo que dijera un gran pensador o filósofo griego ni un científico reconocido. Lo dijo el sabio Maestro Shifu en la “peli” favorita de Lucas (el hermano mayor de Mateo); Kunfú Panda:

El ayer es historia,

el futuro es un misterio,

el hoy es un regalo, por eso se le llama PRESENTE.

Eduardo se dio cuenta de que la mayoría de las personas vivimos sin darle importancia a las pequeñas cosas. Él, que pasó dos meses en una habitación minúscula con muchas más precauciones de las que ahora se toman por la pandemia del COVID, sabe bien de lo que habla. Para él y su mujer, con quien se turnaba para poder salir de ese pequeño habitáculo a otra habitación donde les habían dejado ropa limpia para poder cambiarse, no es de extrañar que el confinamiento haya sido un paseo y sepan valorar la rutina del día a día en una familia normal haciendo cosas normales.

Y si de AGRADECIMIENTO hablamos, no podemos dejar de mencionar a Meri que hoy está que no se lo cree.

Meri es la mamá de Lucía, una preciosa niña de 5 años a la que, como a Mateo, le diagnosticaron también leucemia. Hoy Meri tenía intención de acompañar a Eduardo para compartir su experiencia y agradecer a los chicos su gesto al colaborar con la investigación del cáncer infantil. Pero ayer por la tarde me llamó hecha un manojo de nervios porque los resultados que le iban a dar esa mañana para saber si la enfermedad de Lucía había remitido o seguía avanzando, no se los daban hasta hoy.

Mientras Eduardo y los chicos de 5º estábamos en el salón de actos, Lucía estaba con su madre en el “momento cuento” haciendo tiempo hasta que llegara la hora de “la noticia”.

Si mi última entrada del blog hablaba del poder de las palabras y del color dorado, creo que para Meri y Javi, padres de Lucía, unir dos de ellas como son  “REMISIÓN COMPLETA” en una sola frase te hacen tocar literalmente el cielo y, como dice Meri, estar en una nube.

Comparto aquí su mensaje de Instagram de esta mañana al conocer la buena noticia:

Y ya para cerrar el círculo deciros que los compañeros de Lucía, alumnos de 5 años del CEIP Gonzalo Fernández de Córdoba, van a escribir cuentos para colaborar también con la Fundación Criscontraelcácer. Y no, no es una casualidad, es una CAUSAlidad. Eduardo supo por CEN con C que un colegio iba a colaborar con ellos porque una de las alumnas del centro tenía leucemia pero él no sabía que se trataba de Lucía cuyo caso conocía y estaba en contacto con Meri. A su vez a Meri desde el colegio le informaron del proyecto de CEN con C y su intención de colaborar con una causa que apoyara la investigación de la leucemia infantil pero no sabía que iba a ser precisamente para el proyecto que Eduardo estaba poniendo en marcha. Cuando yo contacté con ellos por separado para hablarles del proyecto no sabía que se conocían…así que imaginaros la sorpresa para todos cuando supimos que todos, sin saberlo, estábamos conectados. Y ya si os cuento que Eduardo, Laura (Presidenta de El sueño de Vick) y Marta (autora de Piedras en los bolsillos y couch de acompañamiento oncológico) se conocen y que precisamente esta tarde Laura y Marta han realizado un directo desde Instagram sobre el cáncer infantil…seguro que a estas alturas de la película no sorprende a nadie.

Aprovecho para desearos a todos una FELIZ NAVIDAD llena de AGRADECIMIENTO por “el verdadero bordado de Dios” pues, aunque desde nuestra posición terrenal solo vemos algo confuso y desordenado,

el día que nuestra alma ascienda y lo vea desde el cielo seremos capaces de comprender que, desde el principio, había un plan perfecto para el bordado de nuestra vida.

¡FELIZ NAVIDAD!

EL PODER DE LAS PALABRAS Y DEL COLOR DORADO

Ya desde pequeña, cuando devoraba un libro tras otro, era fan de las palabras para transmitir y despertar emociones y sentimientos. Creo en su fuerza, su valor y su magia por mucho que digan que una imagen vale más que mil palabras…

Especialmente me maravillan las que llevan una historia escrita en sí mismas. Las hay en todos los idiomas y colores pero mis preferidas son las japonesas y hoy, que escribo sobre Laura, me llega, como caída del cielo, la palabra Gaman (我慢) escrita en color dorado que es el color del cáncer infantil.

Gaman significa resistir, seguir luchando a pesar de que todo indique que deberías rendirte y abandonar todo esfuerzo. Pero no lo haces; sigues luchando.

Eso es Gaman y eso, en esencia, es Laura.

Laura resistió la enfermedad de su hija Vicky pintándose una sonrisa en la cara todas las mañanas. Jugó al escondite con su hija de dos años en una habitación de hospital un día sí y otro también. Disfrutándolo. Valorándolo. Engullía, junto con otra madre-compañera-de-hospital, las revistas del corazón para tratar de  burlar lo dramático de su situación. Y aunque todo indicaba “que debía rendirse y abandonar todo esfuerzo”, no lo hizo. No porque “no le quedara otra que estar ahí y darlo todo” como me dijo Marta Brule, madre de Guille afectado de un cáncer-muy-muy-muy-complicado-de-contar y “CAUSAlmente” amiga de Laura, el día que quedé con ella para que me firmara mi ejemplar de su libro Piedras en los bolsillos. Porque como a Marta, a Laura también le quedaba otra.

A ambas les quedaban muchas otras alternativas, muchas otras actitudes,  muchas otras reacciones y acciones que tomar. Y las dos eligieron libremente, pudiendo haber elegido otras muchas, la de “pelearle al de Arriba” cada segundo de la vida de sus hijos Guille y Vicky.

Recojo las palabras que en su día escribí sobre Marta haciéndolas extensivas hoy a Laura y a todas las madres coraje (Meri-mamá-de-Lucía , Ana os pienso en este instante) que cada día tienen la opción de elegir y:

  • Eligen, pudiendo elegir rendirse, luchar.
  • Eligen, pudiendo elegir bajar los brazos, levantar el puño a lo Escarlata O´hara.
  • Eligen, pudiendo sumirse en la tristeza, ofrecerle a sus hij@s la mejor de sus sonrisas.
  • Eligen, pudiendo creer que es imposible, hacerlo posible.
  • Eligen, pudiendo soltar el otro lado de la cuerda, sostenerla y agarrarla fuerte.
  • Eligen, pudiendo elegir estar solas en su lucha, creer en la fuerza de los demás.
  • Eligen, pudiendo elegir confiar solamente en sus pequeños círculos de familiares y amigos, confiar en agrandar el círculo hasta el infinito y más allá.
  • Eligen, pudiendo sacar la peor versión de ellas mismas, convertirse en sus mejores versiones.
  • Eligen, pudiendo asumir una temprana derrota, una lejana VICTORIA.
  • Eligen, pudiendo darle la bienvenida a la muerte, mirarla de frente para luego darle la espalda y transformarla en un libro o en UN SUEÑO.

Y de estas dos últimas elecciones Laura eligió, pudiendo haber elegido no crear la Fundación El SUEÑO de VICKY por miedo a que le pudiera llevar a abrir de nuevo heridas cerradas y al sufrimiento, fundarla para compartir su experiencia vital con el único fin de transmitir al mundo el mensaje de que:

MIENTRAS HAY VIDA, HAY ESPERANZA

UNA ESPERANZA VESTIDA DE INVESTIGACIÓN

POR VICKY Y POR TODOS

PORQUE TODOS SOMOS VICKY

Por eso ayer, tanto Laura como yo, pudimos disfrutar de casi un centenar y medio de “pequeñas Vickys” en forma de niñ@s de siete clases de 5 años del Colegio Malvar en Arganda del Rey que este curso participan en el proyecto CEN con C.

Esta vez el Pirata Garrapata y el Cocodrilo Danilo no estuvieron solos…

La pequeña Vicky viajó hasta allí metida en una maleta de mimbre junto con su madre. Los niños pudieron verla y sentirla en doble formato: primero en formato figurita para acabar transformándose en formato  estrella luminosa, la que más brilla en el cielo ¡cómo no!

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Laura les supo explicar muy bien lo que es el cáncer hablándoles de células buenas y células malas. Les recordó la importancia de ponerse crema para proteger la piel, comer alimentos saludables para aumentar el número de células buenas, hacer deporte para fortalecerlas y no fumar para no destruirlas.

Las ocurrencias no tardaron en escucharse:

”Pues yo a mi abuelo le voy a esconder el vino y el tabaco”.

Y la verdad, según el tono y la seguridad con que lo dijo una rubita muy decidida, sé de un abuelo que se lo va a pasar en grande jugando a la búsqueda del tesoro con su nieta 🙂

No podría terminar esta crónica sobre el día de ayer sin mencionar otra palabra, esta vez no japonesa, que también engloba una historia: MACAEL.

MACAEL significa generosidad a manos llenas.

Marisol, Elena, Loli, Anabel, Cristina (la tata que como Vicky hoy es una estrella más) y Alberto son hermanos y residentes en Arganda del Rey en el mismo recinto familiar. Juntos como una piña pero no revueltos. Cuando la palabra “cáncer” llegó a su familia de manos de Jose, el marido de Anabel, se hicieron más piña si cabe. Mientras Jose se encargaba de matar “células malas” de su cuerpo, su hija Mara junto con sus primas Candela y Elena y sus tías mataban parte de su tiempo haciendo manualidades. Hicieron tantas que decidieron darle salida y su gran generosidad les llevó a organizar en su reciento familiar un mercadillo al que llamaron MACAEL (de MAra, CAndela y ELena). Todo lo recaudado lo donaron a la Fundación Aladina. Disfrutaron tanto, salió todo tan bien que eligieron repetir y volver a repetir hasta que, “como estaba escrito en las estrellas”, Laura llegó a sus vidas y con ella destinar la última recaudación a El sueño de Vicky.

Y ya para acabar la última conexión (o primera según se mire porque todo es relativo en esta vida).

Lorena, profesora de infantil del Colegio Malvar, supo de la existencia de El sueño de Vicky gracias al mercadillo MACAEL. Por eso, cuando apareció la combinación (cáncer + infantil + investigación) en su búsqueda, junto a sus compañeras de ciclo, por encontrar una causa solidaria con la que colaborar con los Cuentos Escritos por los Niños de 3º de infantil, eligió proponerles  la Fundación El sueño de Vicky.

Y así es como conocí a Laura

Podría seguir escribiendo sobre las múltiples CAUSAlidades, conexiones, sincronicidades y pequeños milagros que CEN con C me sigue regalando sin pedirlo y sin buscarlo…

Si El sueño de Vicky en esta experiencia terrenal fue el de regalar vida a niñ@s como ella, doy fe de que ya se ha cumplido con creces; pero es un sueño, tan, tan, tan bonito y tan, tan, tan necesario que merece la pena seguir soñando…