SOÑAR PARA CREER

Niñ@s de 5 años dejan sus sueños por escrito donde, si somos capaces de VER un poquito más allá, podemos leer en ellos sus carencias y abundancias emocionales:

Son niñ@s del último centro escolar al que hemos ido a presentar nuestros libros este curso: el CEIP Pinar de San José que, un año más, ha decidido colaborar con Apaipa.

Sus sueños nos invitan a “soñar para creer” que el próximo curso será igual de bueno o mejor que el que estamos finalizando. WHY NOT?

11 centros escolares, 53 clases, cerca de 1.500 niñ@s escribiendo para apoyar a 9 causas solidarias…todo un éxito teniendo en cuenta el escenario del que partíamos.

Un éxito de todos entre todos: niñ@s, docentes, familias y colaboradores de causas solidarias; un éxito que culminará con “la semana de donaciones” a primeros de junio repartiendo cerca de 5.500 euros entre las 9 causas solidarias.

Éxito también el del Pirata Garrapa y el Cocodrilo Danilo que llevaron al límite a un público de lo más exigente y al mismo tiempo de lo más gratificante.

¿Que hubo que hacer cuatro sesiones de marionetas para no mezclar grupos-burbuja? ¡Pues disfrutamos el cuádruple!

¿Que tuvimos que continuar con la mascarilla puesta? ¡Pues genial! ¡Así no se dieron cuenta de cómo movía los labios!

Qué liberador resulta ACEPTAR y dejar de empeñarnos en que las cosas sean de otra forma, qué liberador cuando dejamos de resistirnos a la realidad y simplemente nos rendimos a ella…

Hace poco leí que la vida es una gran sinfonía que no tiene mayor finalidad que la de DISFRUTAR cada acorde, dejándolo pasar sin más para que llegue el siguiente…

Y el siguiente llegará…no me cabe la menor duda pero, de momento, disfrutemos del acorde PRESENTE

NO TE MIENTO: HOY AGRADECIMIENTO

“No sabes cuánto me está ayudando la charla que nos dio Eduardo, el papá de Mateo, cuando vino al colegio en diciembre. En febrero a mi padre le diagnosticaron cáncer de pulmón. Recuerdo mucho sus palabras y trato de coger fuerzas de su experiencia. Por favor, dale las gracias de mi parte y házselo saber.”

Con permiso de Altea, la jovencísima tutora de los alumnos de 5º de primaria del CEIP Pinar Prados de Torrejón que decidieron colaborar con la Fundación Cris Contra el Cáncer, escribo estas palabras para tomar nuevamente conciencia de cómo nuestra vida, la cotidiana, la del día a día, la que a veces nos permitimos el lujo incluso de llamar “monótona”; puede cambiar en un solo instante.  Recojo las palabras de Eduardo en su visita de sensibilización días antes del turrón de Navidad:

“La mayor lección que he aprendido de todo lo vivido con la enfermedad de mi hijo Mateo la dijo el sabio Maestro Shifu en la “peli” Kunfú Panda:

El ayer es historia,

el futuro es un misterio,

el hoy es un regalo, por eso se le llama PRESENTE.

Quien también ha valorado el haber podido estar PRESENTE hoy en la presentación del libro solidario escrito por l@s alumn@s de 5º del CEIP San José Obrero en favor nuevamente de Cris contra el cáncer, ha sido su tutora Pilar que continua convaleciente de una baja laboral tras una delicada operación.

Y es que realmente no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos.  A la “pandemia” me remito.

Pero HOY, a pesar del Covid, como les decía esta mañana a l@s chic@s…

¡ESTEMOS AGRADECIDOS por no tener que estar pendientes de si caen o no bombas del cielo como en Israel y Palestina!

Y al hilo de esta grave situación:

¡ESTEMOS AGRADECIDOS  por poder ir a visitar a nuestros familiares enfermos al  hospital sin temor a que caiga una bomba sobre el edificio o haya cortes de luz que les impida recibir los tratamientos que necesitan!

¡ESTEMOS AGRADECIDOS por poder recuperarnos en nuestras casas cuando estamos convalecientes y no en la calle porque una bomba las haya destruido!

EN DEFINITIVA:

¡ESTEMOS AGRADECIDOS por haber amanecido esta mañana y haber podido VIVIR EL PRESENTE un día más!

¿UN LIBRO UN REFUGIO? CUANDO LA REALIDAD SUPERA LA FICCIÓN

¿Os habéis planteado alguna vez qué os llevaríais con vosotros si tuvierais que salir de vuestra casa en 10 minutos?

María Jesús, trabajadora de ACNUR desde hace 30 años, nos invita a que hagamos este ejercicio con nuestra familia o nuestros amigos y que reflexionemos sobre las cosas que son más importantes y las que son prescindibles.

Esta invitación nos llega a través de su escrito Akissi, la princesa refugiada publicado al final del libro solidario Dieciséis Cuentiños escrito por los alumnos de 6º de primaria del Colegio Los Peñascales en favor de ACNUR.

Dieciséis niñ@s que, junto con su tutora Alice, nos hicieron sentir como en casa el pasado viernes. María Jesús, mi tocaya, jugaba con ventaja porque es madre de Clara y Pablo, dos “Peñascalistos” que pasaron por allí hace algún tiempo. Y a mí me sorprendieron con una preciosa tarjeta firmada por todos ellos acompañada de un precioso ramo de tulipanes morados (el color de las cubiertas de esta edición especial)…

Pero cuando ese “sentirse-como-en-casa” va condicionado a tener que vivir en una simple tienda de campaña durante meses e incluso años…la cosa, como contaba mi tocaya, ya no tiene tanta gracia…

Dicen que un buen libro o una buena historia es un refugio donde acudir cuando queremos huir de nuestra realidad o sencillamente queremos volar a otros mundos, otro tiempo y vivir otras vidas.

Akissi, la princesa refugiada podría ser muy bien el título de una de esas buenas historias imaginadas por alguien para hacernos pasar un buen rato, pero por desgracia es una historia basada en hechos reales. Lamentablemente para muchas personas como Akissi, las palabras huir y refugio van de la mano formando parte de sus vidas reales. Así nos lo cuenta María Jesús y así lo comparto hoy con vosotros:

En mis 30 años de trabajo con ACNUR he conocido mil historias, pero quiero contaros la de una joven de Sudán del Sur, de unos 20 años llamada Akissi y a la que conocí en Etiopía hace ya un tiempo.

Akissi vivía junto con sus dos hijos en un campo de refugiados en Etiopía. Vestía un traje de colores vivos que le cubría de la cabeza a los pies y que lucía con mucha elegancia. Parecía una auténtica princesa.  Akissi llamaba la atención porque era una chica alegre, resuelta y muy educada; andaba siempre con su bebé a la espalda.  Había sido elegida democráticamente como lideresa para representar a las mujeres refugiadas en los comités de gestión del campo, donde se discuten los problemas y se toman decisiones importantes.

Estando un día en el campamento, me acerqué a ella y le pregunté si podíamos charlar un ratito. Yo me presenté y ella me invitó a su pequeña choza de caña circular, donde vivía con su bebé y su hijo de 2 años. Su pequeña casita de 3 metros de diámetro estaba muy recogida, tenía una chimenea en el centro con leña y una cazuela donde guisaba, un cubo de plástico para bañar a los niños y lavar la ropa y un bidón de 5 litros para guardar el agua que recogía de la fuente del campo. Ella y sus hijos dormían sobre un fino colchón en el suelo de tierra que barría con esmero todos los días con una escoba fabricada con ramas de matorrales. Esas eran todas sus pertenencias y ese su pequeño palacio. ¿Y no tenía baño? Os preguntaréis alguno; pues no, sólo letrinas comunitarias que se comparten con varias familias.

Akissi me contó que llevaba allí un año y que había cruzado la frontera de Sudán del Sur hacia Etiopía con otro grupo de familias sudsudanesas después de que unos militares atacaran su aldea. Ella estaba embarazada y salió huyendo con su marido y su hijo pequeño, pero en la confusión de la huida, su marido quedó separado del resto de la familia.  Nuestra princesa, explicaba que se maneja muy bien en el campo porque ya lo conocía de antes. Cuando ella tenía 5 años había estado refugiada precisamente allí con sus padres y hermanos y durante los seis años que allí vivieron, aprendió bien cómo funciona un campo y pudo acudir a la escuela, aprender inglés y las materias básicas.

Me explicaba la ilusión con la que iban todos a la escuela, aunque al principio se sentaban sobre piedras porque no había bancos; cómo compartían un libro entre 3 ó 4 alumnos y cómo lo cuidaban para que durara muchos años para otros estudiantes; me contaba cómo estudiaba a veces en la tienda de campaña en la que vivía con sus padres a la luz de la chimenea porque no tenían electricidad; se acordaba de las colas para recoger la comida que les daban, como arroz, aceite, legumbres.

De esta etapa, Akissi rememoraba cómo les cuidaban los trabajadores de las ONG en el hospital de campaña cuando enfermaban y los dos kilómetros que recorría a diario con sus amigas por la mañana temprano para ir a recoger agua en los bidones que trasladaban en la cabeza, antes de que se montaran las fuentes en el campamento. Con gran alegría, Akissi también recordaba el anuncio del fin de la guerra en su país y la emoción con la que sus padres empaquetaron sus pertenencias y cómo ACNUR les ayudó a regresar a su país, a su hogar. Pero, lamentablemente, tras unos años de paz en su país, la violencia y los conflictos resurgieron y su historia como refugiada se repitió. Akissi volvió a buscar protección en Etiopía.

De nuevo en el campo de refugiados, Akissi expresa su agradecimiento a Etiopía que les dejó entrar a ella y a su familia y a centenares de miles de refugiados, sin pedirles pasaporte, dinero o visados y les salvó la vida; y agradece al ACNUR y otras organizaciones por darles cobijo, comida y protección cuando llegaron sin nada y por la oportunidad de darles una educación en el campo de refugiados. Gracias a esa educación, ahora Akissi está mejor preparada para afrontar la nueva situación como refugiada, como madre y está pudiendo ayudar a muchas otras personas.

Deciros que esa comida, ese techo, el agua, las medicinas o la educación no serían posible sin la ayuda que recibimos en ACNUR de miles de personas generosas en España y en otros países, que nos ayudan en definitiva a salvar vidas. Por eso, yo quiero compartir con vosotros el agradecimiento de nuestra princesa de Sudán del Sur, cuya vida es parecida a la de 80 millones de personas desplazadas forzosas en todo el mundo.

Y como esta historia tiene también un final feliz, quiero contaros que, de vuelta a España, supe por mis colegas de ACNUR en Etiopía que habían conseguido localizar al marido de Akissi meses después y que ya estaba toda la familia junta de nuevo en el campo. Yo no puedo evitar pensar en ella cuando escucho las noticias sobre Sudán del Sur y sé que Akissi será una gran lideresa que ayudará a la reconstrucción de su país cuando pueda volver, pero, mientras tanto, estará dándolo todo en Etiopía y habrá cumplido su sueño de ser profesora de la escuela del campo de refugiados, donde estudiarán y se formarán también sus hijos.

María Jesús Vega

Trabajadora de ACNUR y madre de Clara y Pablo, dos “Peñascalitos”

Ilustraciones: Clara García Vega y Sonia Vega Fernández, exalumna y alumna de Los Peñascales

CÉLULAS MADRE ¡MENUDAS SON!

Hace cuatro años Meri, la madre de Lucía, se apuntó como donante de médula ósea sin saber que tiempo después sería su hija quien la iba a necesitar. Como ella misma relataba el pasado 5 de mayo en su cuenta de Instagram:

 No os podéis imaginar lo que esto significa para mí…Si ya me resultó algo grande en su día poder dar vida a alguien que no conozco, el tener el poder de curar a Lucía y darle vida de nuevo no tiene palabras…es emocionante, es algo grandioso, es maravilloso….

Estoy a tope de células madre y la aféresis ha ido de maravilla, al mismo tiempo que salía sangre de mis venas salía Poder… Energía…. Fuerza para acabar con cualquier bicho que se ponga por delante…..

Mañana por la tarde es el trasplante… ¡¡¡POR FIN!!

Sigo creyendo que todo es CAUSAL en esta vida y no “casual”, por eso, si ya “flipé” en su día en cómo la vida me llevó hasta Meri; no creo que hoy 13 de mayo, Día del Niño Hospitalizado, haya sido la fecha elegida por “casualidad” para presentar el libro Cuentos para contar con mascarilla escrito por l@s compañer@s de Lucía para colaborar con la Fundación Cris contra el Cáncer.

Mientras Lucía seguía hospitalizada, Meri (que hoy no tenía turno en el hospi) y yo hemos quedado delante de la puerta del CEIP Gonzalo Fernández de Córdoba para, por fin, conocernos en persona. Después de casi ocho meses comunicándonos vía móvil ya tocaba tocarnos y abrazarnos. En realidad ha sido como quedar con una amiga que no veía desde hace tiempo (vamos, lo normal en tiempos de pandemia). Es curioso cómo te puede llevar toda una vida conectar con personas muy allegadas a ti (y a veces ni con una vida te llega) y, sin embargo, en cuestión de cinco minutos de charla con alguien desconocido, sentir una conexión especial que solo crece con el tiempo.

Para nuestra sorpresa y deleite hoy las tres clases de 5 años nos aguardaban vestidos de chulapos y chulapas.

Aunque “pa chula” Meri, que se ha marcado una explicación sobre las células madre y la médula ósea con bolas y pelotitas de colores que nos ha dejado a todos con la boca abierta.

¡Y eso que lo tenía complicado! Pues, antes de su explicación, nuestros amigos el pirata Garrapata y el Cocodrilo Danilo, como en su día por protocolo Covid no pudieron estar presentes, habían estado acaparando la atención de nuestro público infantil.

Pero ni por ésas ha decaído su interés. L@s niñ@s y no tan niñ@s hemos escuchado sin apenas parpadear cómo Meri contaba que, tras vaciar la médula ósea de Lucía de todo (de lo malo y de lo bueno)…

…se iba a volver a llenar de células madre que ella misma había donado para que Lucía se curara.

¿Qué hace especial a este libro?

  • Que los tres cuentos de las tres clases están dedicados a Lucía, en particular el de la clase de Lucía donde, como nos contaba esta mañana su profe María José, tiene una silla reservada:

  • Que contiene un precioso cuento titulado Lazos imaginarios escrito por Meri e ilustrado por Lucía y Mateo:

  • Y que este cuento viene precedido por unas palabras de Meri y de Edu (el papá de Mateo) de las cuales os regalo algunas de ellas:

Meri:

Dentro de poco hará un año que nuestra vida cambió para siempre. Un año en el que los esquemas se rompieron.

Pero al mismo tiempo que tu vida se para ese día, comienzan otras muchas cosas. Comienza una lucha constante, en la que te acompaña un montón de gente. Muchos ya conocidos, son tus amigos y tu familia, pero otros tantos los vas a conocer durante el proceso y se convierten en “más que familia”.

Se convierten, como dice el cuento, en un lazo imaginario, ese lazo que ahora nosotros queremos llevar a otros padres.

Este cuento está hecho para superhéroes. En especial está dedicado, por supuesto, a mi hija Lucía y a todos sus compañeros que están en ello y siguen luchando día a día. Y, por supuesto, un recuerdo muy especial, con todo mi amor, a los que por desgracia se quedaron en el camino.

Conocí la existencia de Cris contra el cáncer gracias a Edu, el papá de Mateo, integrante de nuestra “más que familia”.

Edu:

Hay cosas que nos cambia para siempre y nos dejan cicatrices. Dicen los japoneses que esas cicatrices, como el arte de la reparación con polvo de oro de un precioso jarrón, nos recuerdan el proceso del cambio vivido. ‘Kintsugi’, lo llaman. Y observar esa fina capa dorada ayuda a valorar las pequeñas grandes victorias del día a día que damos siempre por sentado, hasta que el tsunami del cáncer destroza tu jarrón más valioso: la vida de un hijo.

Intentas recomponer las piezas del jarrón roto encomendándote a los sabios médicos y valoras más que nunca la importancia de la investigación. “Los cuentos de hadas no cuentan a los niños que los dragones existen, eso ya lo saben. Lo que cuentan es que se les puede vencer” escribía Chesterton. Y al cáncer se le vence con investigación.

Esas cicatrices doradas te muestran tu ikigai, tu razón de ser, tu motivación. El mío es ayudar a acabar con el cáncer infantil siendo un padre afortunado porque su hijo pudo superar un cáncer complicadísimo. Y en memoria de quienes no pudieron contarlo y para que otros puedan superarlo, seguimos. No sé si con polvo dorado o con un lazo dorado imaginario como dice Meri, mamá de Super Lucía. Pero sí con un deseo: ganar al cáncer. Juntos.

Mi relación con CRIS viene por el médico que curó a Mateo. Ayudamos a recaudar fondos para una nueva línea de investigación, el Proyecto Mateo, que lidera él sobre la extraña leucemia que superó Mateo.

 

En un día como el de hoy en el que se rinde homenaje a tod@s los niñ@s hospitalizado@s del mundo nuestro mayor deseo es, como cuenta Mariano padre de Pablo y fundador de la APU (Asociación Pablo Ugarte) en su carta de presentación que podéis leer en su web: dejar en el paro a los médicos oncólogos.

¿SE PUEDE ABRAZAR UN LIBRO? CUANDO LO “NORMAL” SE VUELVE “EXTRAORDINARIO”

Hoy hemos vuelto a crecer y ¡muuuucho!

Más, mucho más incluso que lo que lo hizo la curva del coronavirus en su momento más álgido.

Esta mañana gracias a las siete clases de 5 años del Colegio Malvar de Arganda del Rey que eligieron como causa solidaria a la fundación El sueño de Vicky en favor de la investigación sobre el cáncer infantil; hemos crecido en “esas cosas” no visibles más que para los ojos del corazón.

¿Se puede abrazar a un libro?

¡Sí se puede!

Doy fe de ello. Todavía tengo en la retina la imagen de una niña de cinco años abrazando a su libro como si fuera su muñeca más preciada, sosteniéndolo entre sus brazos y acunándolo al mismo tiempo que mantenía sus ojitos cerrados para, quién sabe, no despertar de su sueño.

Y si hablamos de sueños o de deseos, aquí os dejo algunos de los más significativos que est@s pequeñ@s han dejado por escrito como testimonio para los que vengan por detrás y no hayan vivido “esto” (como dice uno de ellos) en los siete ejemplares que llevan por título Los deseos de un gran equipo .

Sus deseos nos recuerdan cómo lo “normal” se puede volver “extraordinario”. Por eso no me cansaré nunca de realizar todos los días mi “momento-agradecimiento” a la hora de comer para recordarme y recordar a mi familia lo importante que es SABER VALORAR lo que tenemos HOY y estar agradecidos por ello porque mañana…Mañana será otro día…

PRESENTACIÓN DE LIBROS “DIFERENTE Y COHERENTE”

Una vez más las cosas no siempre suceden como a todos nos gustaría.

El pasado viernes, mientras estaba realizando la entrega presencial en el Colegio Sagrado Corazón Padres Capuchinos, estaba teniendo lugar al mismo tiempo en el Colegio Balder la entrega de los libros solidarios escritos por los alumnos de 5 años, 4º de Primaria y 1º de la ESO en favor de Acción Alegra para colaborar con el proyecto Togo.

Durante todo el curso escolar en el Colegio Balder no han permitido la entrada a ninguna persona ajena al centro y, a estas alturas del curso, CEN con C no iba a ser la excepción que confirma la regla; de modo que les acercamos  los libros hasta la entrada del centro y fueron sus propias tutoras las que se encargaron de realizar las presentaciones.

Estoy convencida de que a ellos, tanto como a mí, les hubiera encantado disfrutar de una presentación al estilo “como siempre” o, al menos “como casi siempre” pero hay que aceptar y saber amoldarse a las circunstancias.

Este centro, a la hora de decidir cómo presentar los libros, ha sido totalmente coherente con su actuación a lo largo del curso siendo precisamente esa coherencia con lo que pensamos, sentimos y hacemos lo que nos otorga el respeto hacia nosotros mismos en primer lugar y por ende el de los demás.

Por eso hoy, a pesar de no haber tenido la presentación de sus libros, comparto con vosotros las fotografías de familia que sus profes me han hecho llegar:

LOS “INCONDICIONALES” DE CEN CON C

“Los incondicionales” en CEN con C son esas personas que están ahí desde que el proyecto llegó a sus vidas y lo viven y lo sienten como un regalo. La mayoría lo han visto crecer a lo largo de más de una década ya y saben VER MÁS ALLÁ de la simple publicación de unos libros. A “mis incondicionales” los siento como padres y madres adoptivos de “este cuarto hijo” que la vida un día me puso en mi camino. Ellos refuerzan, años tras año, ese sexto sentido que me dice que sí, que MERECE LA PENA seguir apostando por este proyecto aunque no siempre el viento sople a favor. Ellos, con su participación, con sus palabras de agradecimiento y admiración hacen que este proyecto siga creciendo no solo en número de libros publicados o de donaciones a las causas solidarias; si no en “esas cosas” no tangibles, no cuantificables, no visibles a los ojos SI NO SABES MIRAR, no palpables pero que palpitan en tu corazón y te proporcionan momentos de dicha afortunadamente imposibles de describir porque están hechos para ser VIVIDOS y no para ser contados ni descritos.

Una de estas personas es Marta del Colegio Sagrado Corazón Padres Capuchinos que todos los años colaboran con AFAS (Asociación Franciscana de Apoyo Social).

Ayer estuve con ella un año más para hacer entrega de casi una sexagena de ejemplares a alumn@s de 1º de la ESO que ella sola se encarga de organizar y coordinar.

Durante la entrega del ejemplar de regalo solo les pido una cosa: “no tocar el libro hasta que el/la último/a compañero/a lo tengo en sus manos”. Aparentemente algo sencillo pero… ¡son tantas las ganas que tienen TODOS de ver su cuento! que, esperar pacientemente la entrega de casi 60 ejemplares, se les hace una eternidad. Ya lo dijo en su día Einstein: “el tiempo es relativo” o, lo que es lo mismo, “el tiempo que dura un minuto depende del lado de la puerta del baño en que te encuentres”.

Tras la entrega de libros, que al final no se hizo tan larga porque en lugar de llamarles por su nombre y apellidos, leo el título del cuento que escribieron en su día (donde, hay de toooodos los colores como en la viña del Señor), nos hicimos nuestra habitual foto de familia en una escalinata de lujo.

 

Y para lujo la frase que me regaló Marta antes de irme:

“Solo el año pasado por demasiada carga de trabajo no participé en CEN con C pero HOY tengo claro que dejaré de hacer otras cosas o me organizaré de otra forma pero no dejaré de ofrecerles este proyecto a mis alumnos por toda la  ILUSIÓN con la que viven todas y cada una de las fases del proyecto.”

Marta, te tomo la palabra, el curso que viene ¡CUENTO contigo!

Y ya para terminar y por eso de haber comenzado hablado de “mis incondicionales”, me gustaría hacer un agradecimiento especial a dos personas que SIEMPRE me mandan su feedback de todas y cada una de las entradas del blog: Pedro y Camino.

Gracias por ser “fans incondicionales” de CEN con C, por saber VER MÁS ALLÁ, por querer y SABER transmitírmelo porque no todo el mundo tiene el don o la capacidad de saber cómo hacerlo y eso IMPORTA… ¡claro que IMPORTA!

LOS NIÑOS DE PELO RIZADO

Todavía recuerdo cuando, de pequeña,  mi madre “en días especiales” me hacía “la toga” para dormir por la noche con el fin de domar mis rizos y obtener así una “preciosa melena lisa”. No es que yo renegara de mis rizos pero ella, con toda su buena intención, nada más salir de la ducha tenía por costumbre cepillarme el pelo una y otra vez para luego enchufarme el secador eliminado así cualquier posibilidad de que nacieran en mi cabeza, de forma natural, “rizos perfectamente definidos”.

Por eso hoy, al leer el cuento Los niños de pelo rizado escrito por Nuria, madre de Oli de 11 años afectada de cáncer, colaboradoras ambas de ASION (Asociación Infantil Oncológica de Madrid); no puedo sentirme más orgullosa de mis rizos y ondearlos bandera al viento como muestra de apoyo a Los-niños-de-pelo-rizado que no nacieron con ellos “de serie”.

Os copio aquí un extracto de este precioso cuento que forma parte, junto con el resto de cuentos escritos por niñ@s de cinco clases de 4º de primaria y siete de 6º de primaria del Colegio Zola, de los 12 ejemplares distintos que hemos presentado esta mañana en el colegio para colaborar con ASION:

[…]Es curioso que el pelo de un niño con cáncer es como un medidor del estado de su enfermedad: mientras está enfermo su pelo desaparece de repente, como la vida que llevaba hasta ese momento, y cuando el tratamiento acaba, y la enfermedad se cura, el pelo vuelve a salir poco a poco, igual que poco a poco vuelven los momentos que había perdido, y va recuperando su vida normal: ir al cole, jugar, correr, ir al cine, viajar, reír sin parar.

[…]Las células del pelo están naciendo y creciendo continuamente pero, en cuanto aparecen, la quimio acaba con ellas y no son capaces de generar pelo. Así, un mes y otro mes y otro mes. Nada, no hay manera. Así que se entrenan y entrenan, y se van haciendo fuertes para generar pelo como sea, porque ellas lógicamente son muy cabezotas, por algo las pusieron en la cabeza. Y hay un día que la quimio acaba, porque ese niño o niña se ha curado, y las células del pelo están tan cachas de tanto entrenarse y entrenarse tantos meses intentando fabricar pelo, que fabrican un pelo fuerte, brillante, precioso. Un pelazo, vamos.

Y resulta que muchas veces ese pelo sale rizado. Porque las células del pelo rizado son más fuertes. Exactamente igual que los niños en cuyas cabezas salen.

[…]La vida es como un pelo rizado: a veces va para arriba y todo va bien y te sientes feliz, pero a veces da un giro, y las cosas se retuercen y se complican, y sientes que todo va para abajo. Lo importante es no mirarla de cerca ni distraerse demasiado con tanto sube y baja, sino alejarse un poco y ver que, tanta vuelta y tanto lío, es lo que le da sentido, y lo que la hace tan divertida y bonita.

Ilustración del cuento: Oli (11 años),

Niña de Pelo Rizado y amiga de ASION

Os dejo aquí también las fotos de familia con muuuuchas cabezas, algunas de ellas de niñ@s de pelo rizado que, como yo, nos sentimos agradecidos a la vida por no haber tenido que entrenar a nuestras células del pelo a base de quimio para poder lucir nuestros propios rizos. Como me gusta decir y recordarme día a día:

“Siempre hay algo que agradecer y valorar en cada una de las pequeñas cosas que nos suceden, nos gusten o no…”